A partir de un estudio realizado en el 2020 por el Instituto Weizmann de Ciencias, del Departamento de Ciencias Ambientales y Vegetales, de Israel, publicado por la revista Nature, en el que se observa que la masa fabricada artificialmente por el ser humano ha logrado superar, por primera vez, a la biomasa (es decir, la masa en conjunto de los seres vivos), parte de la comunidad científica decidió empezar a llamar a la actual etapa geológica Antropoceno, en reemplazo de la época, se supone anterior, denominada Holoceno, cuyo comienzo está marcado por el fin de la última glaciación, hace 11500 años, aproximadamente.
Si bien este término no ha sido aprobado, al menos hasta ahora, por la Comisión Internacional de Estratigrafía, que es quien se encarga oficialmente de definir nombres y clasificaciones, sí ha sido acuñado por una importante porción del mundo científico (y alrededores) preocupada por el impacto global de nuestras actividades, las humanas, sobre los ecosistemas, el ambiente, el planeta, y, aunque no hay tampoco un acuerdo respecto de su posible fecha de inicio (luego de la Revolución Industrial, después de la segunda guerra mundial o, incluso, con el comienzo de la agricultura), en cambio sí hay coincidencias en cuanto a qué la caracteriza y cuáles podrían ser, si no son, sus consecuencias: progreso tecnológico, aumento de la población, crecimiento exponencial de la producción y del consumo. Tres hechos propios de este momento de evolución humana (podría discutirse si positiva o no) que vienen alterando nuestra vida y la de todos los seres vivos, dando como resultado los problemas ambientales de los que ya hemos hablado: cambio climático, extinción de la biodiversidad, contaminación del aire, el agua y la tierra, entre otros.
También hay quienes proponen la denominación evento Antropoceno para esta etapa, considerándola más como un momento, un punto en toda la línea evolutiva, que como una serie geológica en sí misma. Se trata de una forma de aunar las visiones más radicalizadas sobre estas circunstancias con las que rozan la negación (bajo el argumento de que el registro correspondiente a este intervalo temporal es corto, por lo tanto, reducido) y califican de declaración política lo que para otras personas responde a una propuesta científica.
