Una Organización Autónoma Descentralizada (DAO, por sus siglas en inglés) es un nuevo tipo de estructura organizacional que permite llevar adelante los objetivos comunes de un grupo de personas. Tiene su basamento en la tecnología de cadena de bloques o blockchain, que programa un conjunto de normas denominadas “smart contracts” que determinan cómo deben cooperar las partes implicadas en las DAO, regulando los distintos acuerdos entre los accionistas, sus derechos y obligaciones.
La diferencia principal entre una organización tradicional y una DAO es su nivel de autonomía y descentralización. En principio, un conjunto de personas se reúne para lograr un propósito en común, y establecen normas que serán controladas por el contrato inteligente, que autoejecutará acciones de acuerdo a la serie de parámetros programados, estableciendo así su autonomía. Por otro lado, adquieren un carácter descentralizado dado que requieren de un protocolo de consenso, cuyo objetivo es garantizar que exista un acuerdo de las decisiones tomadas dentro de la organización, de manera que ningún factor externo a la red pueda alterarla.
Ahora bien, para ser miembro es necesario contar con un token (firma electrónica) que valida la intervención de una persona determinada constatando su manifestación de voluntad y, además de ser la forma principal para que la DAO reciba la financiación inicial, conduce por un canal certificado la participación de cada integrante, permitiendo votar sobre las decisiones. Es decir, los usuarios se convierten en dueños de una parte de los proyectos iniciados. Luego, el contrato inteligente cuenta los votos y aprueba mociones como, por ejemplo, pagos de salarios, gastos de capital, inversiones y otras acciones similares.
Hablamos de “cambio de paradigma” porque, en contraposición con una organización tradicional, una DAO puede:
- Ser más transparente debido a que las decisiones del grupo se toman dentro de la blockchain, lo que vuelve prácticamente imposible la posibilidad de fraude.
- Ser más democrática dado que todas las partes pueden votar en las decisiones de grupo y en la administración de los fondos de la sociedad.
- Ser más ágil y eficaz ya que suele enfocarse en un proyecto específico y se gestiona con mayor rapidez y menos burocracia de la que implica constituir una empresa emergente tradicional, debido a que el código se encarga de esas tareas de forma automática.
Además, su formación no requiere capital social ni verificación de identidad. Las DAO no responden a una jurisdicción en particular, sino que funcionan en internet, lo que las convierte en el formato ideal para el desarrollo del metaverso, el mundo virtual a través del que podemos interactuar. Distintos desarrolladores señalan que, podremos ver organizaciones dedicadas a la venta de propiedades digitales o colecciones de arte, entre otras. Sin embargo, en la actualidad, no hay muchos casos de éxito con las DAO y existe cierto escepticismo en relación con su funcionamiento, sobre todo, contemplando decisiones más complejas y fuera del mundo digital. En definitiva, al ser un modelo organizacional tan nuevo, solo el tiempo dirá si los beneficios mencionados anteriormente se materializarán de manera significativa.