La incorporación de la Generación Z al ámbito laboral y de consumo está generando un profundo impacto en la forma en que las empresas conciben sus valores y propósitos. Este grupo, caracterizado por una búsqueda fuerte de significado y autenticidad, está exigiendo a las organizaciones un enfoque y una actitud más coherente y comprometida con sus valores. En respuesta a este desafío, las empresas están replanteando sus estrategias para equilibrar el talento y la competitividad con un propósito más amplio y trascendente.
A qué nos referimos con propósito.
El propósito empresarial ha emergido como un tema central en las conversaciones corporativas. No se trata simplemente de una declaración de intenciones, sino de un compromiso profundo que impulsa todas las acciones y decisiones de la organización. A diferencia de las misiones y objetivos tradicionales, el propósito va más allá de la búsqueda de beneficios económicos y se centra en crear un impacto positivo en la sociedad y el mundo en general. Es un faro que guía a las empresas en todas sus operaciones, desde la contratación de personal hasta la formulación de sus estrategias comerciales.
La llegada de la Generación Z al mercado laboral y de consumo ha intensificado el interés por el propósito empresarial, principalmente porque se trata de una generación que busca trabajar para empresas que compartan sus valores y estén comprometidas con causas sociales y/o socioambientales. Como resultado, las empresas se enfrentan al reto de alinear sus prácticas comerciales con un propósito más amplio y significativo.
¿Cómo encontrar y alcanzar el propósito empresarial?
- Reconocer y equilibrar objetivos: las empresas deben reconocer la multiplicidad de objetivos que enfrentan, como la rentabilidad, el desarrollo del personal y la responsabilidad ambiental. Es fundamental encontrar un equilibrio entre estos objetivos y alinearlos con el propósito de la organización. Esto implica tomar decisiones que no solo generen beneficios económicos, sino que también impacten positivamente en la vida de los empleados, la sociedad y el ambiente.
- Empoderar a los líderes: la transformación empresarial requiere un compromiso de todos los niveles de la organización. Los líderes intermedios desempeñan un papel crucial en este proceso, ya que son responsables de transmitir la visión y los valores de la empresa a sus equipos. Empoderarlos para que sean agentes del cambio fortalece la autenticidad del propósito y garantiza su integración en todas las operaciones de la empresa.
- Fomentar una cultura innovadora: la búsqueda de un propósito requiere un enfoque innovador y colaborativo. Las empresas deben promover la creatividad y el intercambio de ideas, favoreciendo así la experimentación, adaptación y crecimiento continuos. Esto no implica romper las jerarquías, sino propiciar entornos donde todos los miembros de la organización se sientan valorados y escuchados.
- Evaluar el impacto: para convertir el propósito en algo real y concreto, las empresas deben medir regularmente su impacto. Esto implica establecer métricas claras y objetivos tangibles que reflejen el compromiso de la empresa con su propósito.
- Transparencia y honestidad: uno de los aspectos primordiales para la trascendencia de una empresa tiene que ver con su estrategia de comunicación. Si el propósito no es transmitido de forma clara y transparente, difícilmente la sociedad deposite su confianza en ella. Las empresas deben estar dispuestas a rendir cuentas por sus acciones y decisiones.
En conclusión, el propósito empresarial se ha convertido en un imperativo de nuestra era, y las empresas que logren encontrar el equilibrio entre talento y competitividad con un propósito trascendente estarán mejor posicionadas para atraer y retener a sus equipos, así como para generar un impacto positivo en la sociedad y el mundo en general.
